lunes, 11 de julio de 2011

La Historia de Julio Paulino de Hispania.


I
Quien da testimonio de esto, es quien realmente conoce a Paulino, ya sea en un sueño o en la realidad, solo la tormenta de esta tarde de Julio,  los habitantes de mi mente y yo conocemos esta historia, y desde ahora todo aquel que lea las letras de este frustrado escritor que plasma solo lo que su corazón y mente le dictan. Nada más quien tenga la imaginación para leer y ver dentro de si comprenderá esta leyenda que transmito a vos.
Dios sabe que mi historia en verdad pudo ser verdadera.

Apenas unos años habían pasado después de que en Palestina un hombre fuera crucificado, causando gran revuelo no solo en esa zona del Imperio Romano, sino en todos los confines del mismo, su nombre de aquel judío era Jesús o también conocido como el nazareno, 12 hombres fueron sus leales, a esos 12 restemos 1 quien le traiciono y le entrego en manos de sus enemigos, para que fuese juzgado y condenado a muerte por el Gobernador Poncio Pilatos, un viernes 1 de abril del año 33, durante el reinado de Cesar Tiberio.

Tras su muerte y resurrección comisiono a los 11 discípulos a expandir su mensaje no solo en Palestina sino en todos los confines del mundo, puesto que el era el Hijo del Dios verdadero por quien se vive y creador de todo lo que el hombre conocía y sabia; uno de estos 11 enviados era Iago quien tomo un bote, probablemente mercante, que lo llevo hasta las lejanas tierras de Hispania, que para entonces era el fin del mundo conocido, hasta este punto llego Iago, quien comenzo a hablar en la zona del mensaje de Cristo, logro juntar así a sus primeros siete disipulos.

Una mañana de enero del año 40 cuando Iago pasaba cerca de la región de  Caesaraugusta, la misma madre de Jesús se le apareció aún viva sobre un Pilar de jaspe, y en ese mismo sitio Iago y sus siete discípulos construyeron la primer ermita en honor a la Virgen del Pilar, el mensaje de María fue que Iago retornara a Palestina, puesto que ella iba pronto a reunirse con su hijo en un sueño eterno, Iago retorno a Palestina, donde fue pasado por la espada por orden de Herodes Agripa I , muerto Iago, sus discípulos tomaron su cuerpo y tomaron una barca que los llevo hasta Gallecia, donde en un sito llamado Compostelum sepultaron al Mayor de los Apóstoles, a quien con el paso del tiempo conociéramos todos como Santiago el Mayor .

II
Pasaron los años y los primeros conversos hispánicos continuaron su difícil misión, una mañana de un mes de Julio precisamente el día 14  nació un varón en una familia acaudalada de la región de Gallecia  a quien sus padres llamaron Julio Paulino en honor al gran, Julio Cesar, quien era hijo de un joven Centurion llamado  Cayo Paulino de Agripa y de una linda doncella de nombre Claudia, pese a que su nombre evocaba uno de los grandes ídolos de su padre al niño desde muy pequeño le llamaban por su segundo nombre Paulino.

Paulino fue educado en la más gran tradición romana, al ser hijo de un centurión fue instruido desde muy joven en las artes militares romanas, a la edad de 12 años Julio Paulino partió con su padre rumbo a Roma, donde conoció a su familia paterna y donde se quedo para dedicarse de lleno a la carrera militar. Justo el 1 de julio del año 69 cuando Vespasiano ascendió al trono de Roma, Paulino quien tenía ya 20 años decide retornar a su tierra Hispania, sus padres ya se habian instalado en la Ciudad Augusta Emerita, donde llego luego de varios días de viaje.

Con enorme gusto su padre recibió a su hijo quien no tardo en contar a sus padres sus hazañas en Roma y con gran gusto anuncia a su padre que también se incorporaría a la Novena la gran legión fundada por Julio Cesar y de la cual su Padre Cayo Paulino de Agripa también había sido miembro años antes, el orgullo de Cayo Paulino de ver a su hijo Julio Paulino de Agripa en la legión que años antes el había fundado era enorme con tal noticia decide organizar una gran fiesta en la cual participaría toda la grey de la alta sociedad de Augusta Emerita e incluso gente de otras ciudades, pertenecer a la española era lo que justo Cayo Paulino quería para su joven hijo.

Julio Paulino era un joven atractivo muchas de las mujeres de la ciudad lo codiciaban, por sus parte sus padres no querían que su hijo se distrajese en ese tipo de cosas,  el matrimonio no era algo muy bien visto entre los soldados jóvenes y mucho menos para Julio Paulino quien iba comenzando lo que pintaba para ser una gran carrera militar, la fiesta comenzó en la fecha señalada justo en el idus de Octubre es decir el día 15 de aquel mes del año 69, una noche ya fresca puesto que el otoño ya dejaba sentir sus efectos sobre la región Lusitana de Hispania; como era la costumbre las fiestas de los romanos eran sumamente extravagantes.

A la fiesta llego desde la zona de Gallecia donde había nacido 21 años antes Julio Paulino, un general retirado llamado Valeriano y su esposa Crisedia, ambos tenian una hija de 16 años; Silvia, quien poseia una belleza única y la cual cautivo a todos los presentes incluso al mismo Cayo Paulino, y a su hijo Julio Paulino, Silvia llego hasta el lugar donde estaban Cayo Paulino, su esposa Claudia y su Hijo Julio Paulino para saludar y conocer al nuevo orgullo de la familia Agripa.

Julio Paulino decidió invitar a Silvia a sentarse junto a el y así poder seducirla e incluso llegar a tener más que ver con la joven. Silvia pidió permiso a su padre de sentarse junto a Julio quien también era un hombre apuesto y que de igual forma había llamado la atención de Cayo Paulino, las horas pasaron y la fiesta continuo, Julio Paulino, salio a los jardines de su casa junto a Silvia entonces ambos esa noche se entregaron el uno al otro, pronto fueron hasta los aposentos de Julio Paulino y donde se entregaron el uno para el otro.
La noche avanzaba y de pronto Valeriano y Crisedia, comenzaron a buscar a Silvia quien aún se encontraba con Julio Paulino, de pronto Cayo Paulino encontró a su hijo con Silvia, lo que lo lleno de ira no solo por que consideraba que esto distraería a su hijo sino por que el mismo había sentido una gran atracción por la joven, pronto Cayo Paulino saco a la joven del lugar y le ordeno que fuera con sus padres, mientras tanto el reprendió duramente a Julio, y lo golpeo duramente en la cabeza.

A la mañana siguiente Cayo Paulino hablo con Valeriano, pidiéndole que dejara a su hija una temporada en Augusta Emerita en su casa puesto que sentía que su esposa Claudia estaba muy sola y que la compañía de una mujer joven como Silvia le haría mucho bien, pero Crisedia  no confiaba mucho en las intenciones de Cayo Paulino, puesto que ella veía en los ojos de ese hombre otras intenciones para con su hija, pero Valeriano creyó en su amigo a quien realmente apreciaba y accedió a dejar a Silvia en casa de los Agripa puesto que Claudia ya estaba muy enferma y pronto se quedaría sola sin su hijo.

III
Silvia comenzó a ayudar en las labores de la casa a Claudia quien día a día empeoraba más de su salud, pese a esto ella trataba de mostrarse a su familia fuerte y entera, llegado el mes de diciembre el invierno comenzó a sentirse sobre Augusta Emerita en enero Julio Paulino partiría rumbo a Bretaña con la Novena, pero el amor entre el y Silvia creció más durante este tiempo, ambos se veían a escondidas de Cayo, puesto que el no aceptaba esa relación, pues era sabedor que su esposa pronto moriría y la joven podía desposarlo.

Una mañana de aquel diciembre justo antes de las fiestas del solsticio de inverno Claudia empeoro, la tos que la aquejaba era mucha incluso perdía en momentos el conocimiento, la mujer sabedora del amor entre su hijo y Silvia, pero también del desapruebo de Cayo, pidió a una de sus criadas que llamara en secreto a Silvia y le pidió que por el bien de Julio tras su muerte se desposara de Cayo, pues en caso contrario de que ella aceptara al joven la furia del viejo sería tal que incluso podría matar a Julio, lo que aterro a Silvia.

Esa misma tarde Claudia murió rodeada de su familia y la joven Silvia, quien temerosa de que algo pudiera pasarle a Julio en silencio acepto lo que la moribunda Claudia le había pedido, Julio por su parte lloro intensamente esa noche la muerte de su madre, quien había sido en realidad su orgullo y su gran amor, siempre supo que su madre fue un cero a la izquierda en la casa de los Agripa, tras los funerales Julio decidió apresurar su salida rumbo a Bretaña, justo la noche del 28 de diciembre Julio le pidió a Silvia  que hablaran en secreto.

Confeso el gran amor por ella y le pidió que se fuera de inmediato a Gallecia puesto que su padre era un hombre de malas intenciones, le dijo que lo esperara en Gallecia solo un año en lo que el concluía su primer misión con la Novena y después volvería para casarse con ella a lo que ella inocentemente pero también con amor respondió  que si. Partió esa noche Julio en medio de una tormenta de nieve rumbo a Bretaña. Con el paso de los meses Cayo comenzó a seducir a la joven que no tenia modo de huir rumbo a Gallecia, debido a que su padre había aceptado que ella se quedara con Cayo y más aún había aceptado dársela en matrimonio.

Con el alma rota y sin amor Cayo Paulino de Agripa y Silvia de Gallecia se casaron en el mes de Abril de aquel año 70, justo 33 años después de que en ese mismo mes muriera el Galileo Jesús quien continuaba poniendo en aprietos al imperio entero.
IV
En esa misma ciudad de Augusta Emerita vivía un hombre que se llamaba  Sebastiano quien había escuchado a los 7 discípulos de Santiago y quien se había convencido de que el cristianismo era la verdadera fe. El era un hombre bueno pero que llevaba su nueva creencia en secreto puesto que el era un banquero de la ciudad y podría quedar en la ruina si se enteraban las autoridades que era ya cristiano. Sebastiano  comenzó a hablar con sus amigos más leales de la nueva fe, la cual tenia destinados para todos la vida eterna y la felicidad aún más allá de la muerte, pronto convenció a otras figuras allegadas a el pero de igual modo llevaban su fe en secreto.

Una ocasión Sebastiano pasaba cerca de la casa de unos de sus viejos enemigos, Cayo Paulino de Agripa, y vio cerca de ahí a Silvia quien lloraba amargamente pues el tiempo que su amado Julio había puesto de plazo para su retorno estaba cerca y ella  no había cumplido su promesa de esperarlo en Gallecia, para entonces Cayo había partido rumbo a Roma, a tratar unos asuntos con Vespasiano y por que no negociar incluso ser el pretor de Augusta Emerita. Sebastiano se acerco a la mujer y le dijo ¿ Que te aflige  mujer? A lo que ella respondió nada buen hombre, solo que he traicionado una promesa, Sebastiano le dijo a Silvia no llores que nada turbe tu corazón por que Dios esta contigo y si el esta contigo no te hace falta nada.

Invito pues Sebastiano a Silvia a su casa donde le dijo iba a encontrar la luz que necesitaba, pues el era seguidor de uno de los discípulos de Iago quien a su vez había sido amigo del mismisimo  hijo de Dios, Silvia sabia que eso estaba prohibido y se lo dijo a Sebastiano pero el le dijo, No temas Cristo estará con vos y nada te va a pasar, al día siguiente aún de mañana Silvia salio cubriéndose el rostro con un manto rumbo a la casa del viejo Sebastiano, ahí vio a Saturnino un hombre que comenzó hablarle de la vida de Jesús, de sus milagros y de todo el bien que había hecho.

Comenzaron a orar una linda oración que ellos llamaban “Pater Noster “ y una vez terminada esa oración comían pan y bebían vino, en un principio Silvia no comprendía muy bien, pero le llamo la atención la paz que sintió en su interior luego de estar ahí , así que volvió cada semana que era cuando ellos se reunían, pronto Silvia también comenzó a llevar el cristianismo en secreto. Pero su marido Cayo volvió de Roma y el venia lleno de ira contra los cristianos, a quienes llamaba la plaga y  también regresó de Roma derrotado ya que no lo nombraron pretor pero si militar a cargo de acabar con los cristianos de Augusta Emerita.

Por lo que Silvia tuvo que dejar de asistir a las juntas semanales de su nueva religión pero si se convirtió en una informante de lo que su marido pretendía hacer en contra de los cristianos emeritenses. Cayo esperaba con ansias el retorno de su hijo Julio para que junto a el organizaran una tropa y juntos destruyeran a los cristianos y con ellos el culto a Jesús y a ese tal Iago del que tanto se hablaba en Hispania. Pero Julio no camino rumbo a Emerita directamente sino que realizo una escala en Gallecia donde iba a cumplir una promesa.
V
En Gallecia Julio se entero que su amada mujer se había desposado con su padre Cayo Paulino, lo que lo lleno de ira entonces tomo ruta rumbo a Lusitania donde se juro a el mismo se haría justicia de su padre y de Silvia quien según el lo había traicionado, pero al pasar por una montaña a la que llamaban Compostelum Julio tuvo una rara visión justo en esa montaña donde decidió acampar esa noche, vio que justo en ese lugar brillaba una estrella de incandescente luz, lo que llamo su atención, y entonces subió cuesta arriba y solo a lo lejos escucha una voz que decía “a Iago y  a Silvia no hagas Daño Julio” , lo que le pareció absolutamente extraño pero que lo dejo consternado, ¿sería posiblemente el mismo Júpiter quien le hablaba?, ¿Pero quien sería ese Iago al cual tampoco debería hacer daño?.

Tras esa rara Epifania Julio partió rumbo a Emerita donde llego justo a su casa, su ira apaciguada en Gallecia se acrecentó cuando llego a Emerita y más cuando al llegar a su casa vio a Silvia, a quien comenzó a gritar y zarandear exigiéndole una explicación del por que se había casado con su padre y no lo espero, ella comenzó a llorar , lo que calmo a Julio quien la beso intensamente al verle sus lagrimas que le decían todo, y recordó lo que vio en Compostellum a “Iago y a Silvia no hagas daño”

Silvia le dijo se lo prometí a tu madre y tenia que cumplirle no quiero que te pase nada Julio tu padre esta loco y te hará daño si se entra de esto, Julio Respondió no me importa ese infeliz no es mi padre, y saco un puñal que traía consigo bajo la túnica cuando justo llego Cayo quien lo abrazo y le dijo Bienvenido seas hijo mío, a esta tu casa, y quiero que conozcas a mi nueva esposa Silvia, esta noche haré una cena en tu honor incluso he invitado al Pretor.

La noche llego y Julio comenzó a planear lo que sería su venganza contra su padre quien sabiendo del amor entre el y Silvia se interpuso e incluso obligo a Silvia a casarse con el, todo lo planeo con detalle para que esa misma noche cobrara su venganza, curiosamente Cayo invito al viejo Sebastiano a su casa puesto que necesitaba un préstamo y que solo el banquero podría hacerle y que mejor escusa que su hijo para retomar la amistad con el anciano.

La cena comenzó llego la crema y nata de la sociedad de Emerita se sirvió el banquete, y comenzaron todos a embriagarse, cuando de pronto cayo pidió un brindis para su hijo, quien era según sus palabras su orgullo y que el esperaba solamente que siguiera sus pasos y llevara a la Novena a triunfos enormes, entonces Julio alzo su cáliz, y pidió también un brindis por su padre , por el hombre que lo había llevado a ser parte de la novena, pero también por el hombre le había arruinado la vida, quitándole al amor de su vida Silvia, a quien abrazo y beso delante de todos, de pronto la ira de Cayo no se hizo esperar, quien se lanzo a golpes sobre su hijo, pero la fuerza de Julio era superior a la de Cayo.

Entonces Julio aventó a su padre en contra de la mesa donde estaban los invitados cayendo el viejo Cayo sobre la comida enfurecido Cayo desenvaino su espada y se lanzo sobre Julio quien también tomo su espada y comenzó un combate cuerpo a cuerpo entre padre e hijo, Cayo quien ya tenia gran experiencia en este tipo de eventos, tiro a Julio al suelo quien quedo técnicamente derrotado por su padre quien se disponía ya a matarlo, entonces Silvia se abalanzó sobre Julio y comenzó a gritar que no le hiciera daño. Tomo Cayo a Silvia y la golpeo entonces recordó las palabras de Compsotellum  “ A Iago y a Silvia no hagas daño” como nunca la ira de Julio se disparo tomo su espada y se la clavo por la espalda a su padre, Cayo Paulino de Agripa caía muerto en su propia casa el 15 de enero del año 71.

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